Medias lunas de grasa

Medias lunas de grasa

Medias Lunas Porteñas

Medias lunas o Facturas. En Buenos Aires, a fines del siglo XIX, los panaderos, en gran parte españoles, entre los que había muchos anarquistas, les dieron nombres sarcásticos y también blasfemos a varios de sus productos; nombres con los que buscaban burlarse de las instituciones; nombres dados para escarnio del ejército, la policía y la iglesia; nombres que a más de cien años de distancia seguimos utilizando a diario sin asociarlos ya con su origen: “cañones”, “cañoncitos” y “bombas” de crema o dulce de leche, “vigilantes” (largos y flacos por alusión a los machetes que utilizaban los policías), “sacramentos”, “bolas de fraile” (o “suspiros de monja”). Todo comenzó como una secreta conspiración de los oficiales panaderos ácratas para dar nombres blasfemos a las facturas. Facturas horneadas a partir de una mezcla de harina, manteca y levadura “ideológica”, de la que no participaron las “palmeritas”.

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